Una rosa primorosa me pidió
un día,
que le hiciera una poesía
hermosa;
describiendo su cuerpo como
yo lo veía,
y de su perfume dijera; como se
goza;
pero, que de sus espinas,
nada dijera,
que hablara solo de lo amable
y cariñoso
que se puede atribuir a una
rosa,
como yo, decía la flor
coqueta por su celo:
y sin pensarlo mucho le contesté:
primorosa rosa; aún, capullo
de rosa;
espera a que se abran tus
pétalos,
que el mundo vea tus colores y opinen;
porque yo amiga solo puedo
decir de ti,
muy poco que tu no sepas, y
te parecerá poco;
tus pretensiones son muchas y
todas buenas;
quieres ocultar tus espinas
que son balas:
dolorosas como flechas, y también
son tuyas;
espera a que tu existencia te
deje ver que eres:
hermosa como todas las flores,
un sol celoso;
que tu perfume es solo tuyo,
primoroso,
meloso, embriagador de
sentidos;
pero tus espinas, que también
son tuyas,
son flechas que duelen en los
dedos;
espera y cuando te conozcas
en conjunto;
restarás mucho en tus
fantasías;
de todas formas eres mi
poesía,
preciosa rosa y amiga, a
pesar de las espinas.
Jecego. Domingo 27 se mayo
del 18.
No hay comentarios:
Publicar un comentario