Güímar como muchos pueblos de
España
que miran hacia fuera, en vez
de ayudarse.
Un pueblo hecho a sí mismo
con el arado y la azada,
con la música del agua
y un sol moderado;
unas veces lluvioso
otras seco como el esparto,
cuando acorde con el tiempo
sembraban su árido campo;
siempre un güimarero:
majorero, conejero, gomero o
local
miraban al cielo al plantar,
porque aunque hubo abundante
agua
contaban con la del cielo.
Cuidaban sus viejas cuevas y
corrales
donde se guardan:
cabras, gallinas, conejos y
cerdos
muy cercas de las papas;
siempre cantando a su aire
para no ver sus miserias
que empezaban en sus plantas;
así aprendieron los
güimarero, de todas partes,
a forjar, su querida patria.
Así nació Güímar,
de las manos de hermanos de
todas las Islas
que vinieron a ayudarnos;
hoy somos todos familia;
pero la política de nuevo
ha empezado a separarnos,
destruyendo imágenes de
nuestra historia
que nos mantenía abrazados.
Güimareros todos, mirando a
los lados,
vemos como los árboles crecen
a nuestro alrededor,
mientras los nuestros se
están secando.
Güímar, tu naciste de la
miseria,
te levantó el tomate y el
plátano,
con manos propias y amigas
de hombres y mujeres de todas
las islas,
que nunca estuvieron en el
paro;
levanta tus ojos güimarero y
mira,
no dejes varado tu barco.
Güímar, despierta, lucha por
tus hijos,
no dejes encallar tu barco
frutero,
no permitas que muera sin
luchar por ellos,
mira para dentro con los ojos
abiertos,
no abandones tu tierra.
Sobran quienes nos invadan
luego,
o ya lo están haciendo
Jecego. 04 de febrero del 18.
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