La memoria no caduca,
solo se separa a veces,
da paso a otros vientos
que la trae y la aparta.
Cuando algo no le gusta,
busca otra luz que le
consuele,
madruga y busca en el
horizonte
nueva luz en el alba.
Allí ve una nube desconocida
que creía le miraba;
la remiró y creyó ver en su
alba,
al amor de vida.
Pero enseguida vino a su
memoria
un recuerdo aproximando,
cogió sus recuerdos en su
mente,
y voló, al encuentro de su
mano.
La sombra del tiempo no pudo
evitar buscar el momento
dado;
y ahora que la trajo el
viento
la memoria se queda a su
lado.
Se iluminó el momento,
la estancia se llenó de
recuerdos;
solo podía ver aquella imagen
que el tiempo había separado;
ahora en un solo cuerpo azul
grisáceo,
destaca sobre el tiempo
blanco.
Sábado 13 de enero del 18.
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