Día primoroso, soleado
de rayos cálidos y nubes
blancas;
señal de primavera en un
invierno raro
cargado de viento y frío
en sus ancas.
Quiso el sol asomarse
más allá de la montaña
para calentar nuestro
valle
con su candor positivo el
aire
bajo el azul de nuestro
cielo
a orillas de nuestros mares.
Mi valle es el nido donde
el cielo
puso su pasión verdadera;
donde las estrellas duermen
y cuentan sus penas a su
duende,
antes de emprender su
vuelo
al ocaso de su cielo.
Y las flores piden a la luz su encuentro
para dar brillo y color a
sus pétalos;
para que nuestro valle sea
el mejor paraíso
de luz, de color, y belleza, del mundo.
Somos afortunados……….
procuremos serlo siempre;
eso debe estar fijo en tu
mente
cuidando tu medio con amor
profundo.
Jecego. 19 de enero del
17.
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